D.O. Conca de Barberà

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D.O. Conca de Barberà
La DO Conca de Barberà se encuentra al noreste de España, dentro de la Comunidad Autonómica de Catalunya, al norte de la provincia de Tarragona. La zona de producción vitícola se concentra básicamente en la región que debe su formación geológica a la acción erosiva del r&iacut...
La DO Conca de Barberà se encuentra al noreste de España, dentro de la Comunidad Autonómica de Catalunya, al norte de la provincia de Tarragona. La zona de producción vitícola se concentra básicamente en la región que debe su formación geológica a la acción erosiva del río Francolí y de su afluente, el Anguera. La acción combinada de estos dos ríos a lo largo de los milenios ha configurado la fisonomía de esta parte de la comarca como la de un valle fluvial rodeada de cadenas montañosas: al este, las sierras de Miramar y del Cogulló; al oeste, las sierras del Tallat y de Vilobí; al norte, las sierras de Montclar, Codony y Comalats; y al sur, las montañas de Prades.

Las viñas amparadas por la DO se extienden por el territorio que integran los términos municipales de Barberà de la Conca, Blancafort, Conesa, la Espluga de Francolí, Forès, Montblanc, Pira, Rocafort de Queralt, Sarral, Senan, Solivella, Vallclara, Vilaverd y Vimbodí. La DO Conca de Barberá aglutina unas 6.000 hectáreas de viñedo inscrito, que trabajan unos 860 viticultores y elaboran 27 bodegas.
Recientemente la DO Conca de Barberà ha puesto en circulación el distintivo “TRE PAT”, un nuevo sello que sólo podrán lucir los vinos elaborados exclusivamente con la variedad Trepat. El objetivo de este distintivo es dar conocer e impulsar esta variedad autóctona y explicar al mundo que el Trepat es vino que representa fielmente esta tierra, un clima y un territorio, y, sobre todo, que sea un referente diferenciador para el consumidor.

Clima, suelo y variedades
En general se puede hablar de un clima mediterráneo de transición entre la suavidad de las comarcas tarraconenses del litoral, dada la relativa proximidad al mar, y la continentalidad propia de las comarcas leridanas. La modesta altitud de la sierra de Miramar y el estrecho de la Riba permiten una cierta influencia de los vientos húmedos y templados de la costa, pero por otra parte, las marcadas inversiones térmicas invernales acentúan las heladas en las partes bajas. Sin embargo, la acción combinada del relieve y la altitud contribuyen a la aparición de microclimas con notables particularidades.
Los suelos son en su gran mayoría de naturaleza calcárea y pobres en contenido de materia orgánica. Pueden ser arcillosos, con un característico color rojizo o de una textura más ligera y coloración morena. Al fondo de la cuenca hay terrazas fluviales. En el extremo suroeste de la comarca y en la falda de las montañas de Prades también están presentes los suelos de pizarra (llicorella).

La DO Conca de Barberà autoriza un número considerable de variedades. En blancas destacan la Macabeu, Chardonnay, Garnacha Blanca, Chenin, Moscatel de Alexandria, Parellada y Sauvignon Blanc, mientras que en tintas sobresalen la Trepat, Samsó, Garnacha Tinta, Monastrell, Ull de llebre o Tempranillo, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir y la Syrah, aunque también se encuentran plantaciones de Garró y Garrut, entre otras.

Sin embrago, a pesar de la cantidad de variedades cultivadas es un “territorio Trepat”, ya que se considera la variedad autóctona de la Conca de Barberà, aunque también se puede encontrar en Costers del Sergre, en la subzona del Río Corb, la Baja Segarra y también una pequeña proporción en la Conca de Tremp. Es una variedad sensible a las heladas de primavera, y también presenta sensibilidad al excoriosis (hongo que puede causar daños en las hojas, los sarmientos y las bayas). En cambio es muy resistente a la Botrytis, pero también teme la sequía, por lo que los suelos algo frescos resultan ser lo más adecuados. Se adapta bien a la mayoría de portainjertos utilizados y funciona bien con poda corta, pero también emite muchos rebrotes de madera vieja, lo que obliga a practicar la poda en verde.
Cuando la Trepat se elabora como rosado se obtiene un vino destacable, ligero, fresco y afrutado, de color rosa frambuesa, limpio y luminoso. En la elaboración de tintos, el color, el aroma y el paladar los hacen únicos, pues se obtiene un vino fresco y ligero con un color entre cereza y rubí y ribete violáceo, mientras que en boca sobresalen notas de frutas rojas y regaliz fusionadas por un toque especiado de pimienta y hoja de laurel.
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