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D.O Montsant es una denominación de origen establecida en 2002 e integrada por los municipios y bodegas que, hasta esa fecha, formaban la subzona Falset de la denominación de origen Tarragona. Casi un 70% de su producción embotellada se destina a la exportación (principalmente a Alemania y Estados Unidos). La superficie de viñas plantadas es de unas dos mil hectáreas y la producción de uva se sitúa alrededor de los diez millones de kilos
D.O Terra Alta es una denominación de origen española situada al oeste de la provincia de Tarragona, entre el río Ebro y el límite con Aragón. En esta comarca la vid se planta en terrazas naturales. Goza de clima mediterráneo, pero con fuerte influencia continental, con oscilaciones térmicas entre los 6 ºC bajo cero y los 38 ºC. La pluviosidad es escasa, 350 mm anuales, por lo que se suele podar la vid muy corta, para que tenga un porte rastrero que aproveche la humedad del terreno. Predomina la producción de vino blanco, elaborado con garnacha blanca y macabeo. Son potentes, recios, de gran cuerpo y alta graduación. Para los rosados y tintos se usa lacariñena, la garnacha tinta y la peluda. Hay también producción de vino dulce y mistela.
DO Rías Baixas es una de las cinco denominaciones de origen de vino existentes en Galicia (España). Se creó en 1980 como denominación específica y en 1988 fue reconocida como denominación de origen.
Los viñedos ocupan una superficie de alrededor de 2.700 hectáreas, que pertenecen a 180 bodegas. Esta denominación es la mayor productora gallega, ya que 55 de sus bodegas producen más de 25.000 litros y unas veinte superan los 75.000. La producción total supera los 10 millones de litros.
Se divide en cinco subzonas: Valle de Salnés, Condado de Tea, El Rosal, Sotomayor y Ribera del Ulla. La uva albariño es su producción monovarietal de más éxito. La producción es de baja graduación, de vino blanco y sin crianza, y se exporta cada a mercados como los de Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Suiza, Japón y Suecia, aparte del resto de España.
Originaria de climas húmedos y con poca insolación, se especulaba con que la uva Albariño(las más utilizada en la producción de esta DO) fuese importada desde la cuenca del Rin por monjes del Monasterio de Armenteira pertenecientes a la Orden del Císter en el siglo XII. Esa teoría ha sido prácticamente descartada, e incluso hubo quien opinara dada la cantidad de clones distintos que había de la variedad albariña que el camino de las cepas fuel el contrario, de Galicia a Alemania. Hoy en día exámenes genéticos descartan cualquiera de las dos teorías.
Las vides se plantan sobre pérgolas de granito llamadas parrales con el objetivo de protegerlas de la humedad y ofrecer mayor superficie de la planta a la insolación.
La Denominación de Origen Alella una de las más pequeñas y también de las más antiguas de la Península Ibérica, se ha ido modernizando, ha incorporado nuevas técnicas y nuevos sistemas de cultivo y de elaboración, manteniendo pero el criterio que sólo en la calidad y en una fuerte personalidad, los vinos de esta comarca vitícola pueden encontrar su verdadera dimensión universal.
Situada al norte de Barcelona y ocupando una superficie de unas 230 hectáreas, la configuran dos comarcas, el Maresme en la orilla del mar y, en el otro lado de la Cordillera Litoral, el Vallés Oriental, cada una con su propia personalidad y con el cultivo de la vid como nexo de unión, que se remonta, en ambos casos en la época romana.
El Maresme se extiende entre el Barcelonés y La Selva, limita al norte con el Vallés Oriental, está integrado por un total de treinta municipios, dieciséis de costa y catorce en el interior. Tiene más de treinta ocho kilómetros de costa y una superficie total de 398,9 kilómetros. Se trata de una estrecha franja a los pies de las montañas y de largas playas, donde confluyen los arroyos formadas en las montañas de las que se encuentra cercado; el parque del Montnegre-Corredor, los parques de la Cordillera Litoral y la Cordillera Marina.El Bierzo: La expansión del viñedo
Ya hace unos 2.000 años, las citas de Plinio el Viejo y Estrabón se refieren a la existencia de viñedos en la actual comarca del Bierzo, que originariamente es el derivado de la ciudad prerromana Bergidum. Además, conocemos que los romanos impulsaron de forma extraordinaria la agricultura de estas tierras, introduciendo nuevos cultivos como la vid y nuevas técnicas como el arado romano.
No obstante, la mayor expansión de viñedo en el Bierzo, estuvo vinculada al desarrollo de los monasterios medievales, sobre todo los cistercienses, por ser el vino, por una parte, elemento esencial para el culto y porque además, era considerado básico para su alimentación.
Por lo tanto, no resulta extraño que el vino ocupe ya desde hace diez siglos un papel muy destacado en la vida económica de la comarca y que de forma muy constante adquiera un desarrollo cada vez más importante según avanzamos caminando por los siglos medievales, al amparo de la frecuentada ruta jacobea en la búsqueda de la tumba del apóstol Santiago.
Tras siglos de producción y después de haber conseguido cierto renombre en mercados de Galicia y Asturias, los vinos del Bierzo sufrieron un golpe terrible a finales del siglo XIX, cuando una plaga de filoxera acabó prácticamente con las vides, provocando una fuerte crisis económica que provocó incluso, la emigración de gran número de personas.
La producción se restableció durante la primera mitad del siglo XX, gracias a los injertos realizados con vides americanas, y el vino recuperó el importante papel que había tenido en la economía de la zona.
En la época de los sesenta surgió un fenómeno nuevo, el movimiento cooperativo, que jugaría desde entonces y sigue jugando en la actualidad un papel muy importante en la producción de los vinos.
La calidad de los vinos del Bierzo se vio plenamente reconocida en 1.989, cuando el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación concedía la Denominación de Origen a los vinos del Bierzo.El Empordà, en el extremo nororiental de Cataluña, presenta un paisaje de contrastes, con los límites naturales de los Pirineos al norte y el mar Mediterráneo, con la espectacular Costa Brava al este, lo que convierte al Empordà en un lugar único, un territorio extraordinario entre mar y montaña, marcado por la presencia del viento del norte, la tramontana.
Además de ser una tierra de gran belleza paisajística, con varios espacios naturales protegidos y un litoral espectacular de playas y calas, el Empordà posee también un gran patrimonio histórico y cultural: menhires y monumentos megalíticos, arquitectura gótica, arte románico, pueblecitos encantadores, el arte surrealista del genio Salvador Dalí… Todo un conjunto de atractivos a los que hay que sumar su gente y la buena gastronomía, con la particular cocina ampurdanesa y la nueva restauración, representada por figuras como Ferran Adrià, complemento ideal para los vinos de la DO (denominación de origen) Empordà.
Tradición vitícola
No hay duda que la cultura del vino y el conocimiento del comercio del producto de la viña llegan a Cataluña aproximadamente en el s.VI a.C., gracias a la más importante colonia griega del país, Empúries, ciudad que, pasados los siglos, dará nombre a toda la comarca del Empordà. Cuatro siglos más tarde, ya hay constancia arqueológica y documental de que los vinos de los territorios de Emporiae y de otros lugares de la Tarraconense son conocidos en los mercados interiores, en otras provincias del Imperio Romano y en la propia metrópoli.
En la edad media, cuando las viñas crecían cerca de las abadías y monasterios, en las faldas de la montaña de Rodes se fueron escalonando bancales plantados de cepas, tuteladas por el monasterio de Sant Pere de Rodes, en el que parece que destacó en el arte de elaborar el vino el monje bodeguero Ramon Pere de Noves, a quien se atribuye un tratado sobre esta materia. Sant Quirze de Colera o Santa Maria de Vilabertran constan también como propietarios de viñas en el Empordà.
En los siglos XVIII y XIX la viña pone en evidencia su capacidad colonizadora y simboliza el impulso agrícola, traducido en un importante crecimiento demográfico en su zona de cultivo y la conformación de un paisaje propio de cipreses, muros, barracas y bancales de piedra seca. La plaga de la filoxera, aparecida en el año 1879 en una viña de Rabós d’Empordà antes que en ninguna otra viña catalana, arruina totalmente este periodo próspero de los vinos ampurdaneses. La reanudación es dura, nunca más se recupera para la viña toda la tierra que había ocupado antes de la plaga.
El movimiento de las bodegas cooperativas, impulsado por la Mancomunidad primero, y, después, por la Generalitat republicana alrededor de 1930, abre una nueva etapa que permite sumar esfuerzos en la mejora de la calidad en el proceso de elaboración del vino, construyendo nuevas bodegas y mejorando el sistema de comercialización. Igualmente, la iniciativa privada se suma enseguida a estos esfuerzos y el vino de calidad del Empordà empieza a ser conocido y apreciado en muchos mercados.